Nada mejor que un nuevo comienzo, ya sea después de un año difícil o de un año lleno de bendiciones. Es como al terminar un día largo y cansado, te cambias la ropa sucia y sudada por ropa limpia, fresca y perfumada, y qué mejor si es después de una ducha. Y eso es el primero de enero, un regalo de Dios para un nuevo comienzo. Una oportunidad de dejar el pasado y extendernos hacia el futuro.
Para algunos, es costumbre escribir sus metas del año nuevo en los primeros días del año, pero en este devocional comenzaremos por despojarnos de todo lo viejo. Dios no hace en nosotros nada que nosotros no le permitamos. Ni hace cosas nuevas con hábitos viejos. Si tú quieres seguir viviendo en el pasado, Dios no te lo impedirá; no es lo que quiere, pero no pasará por encima de tu libre albedrío, aun si es para tu propio beneficio. Pero si tú hoy quieres extenderte hacia el futuro, Dios te ayudará en cada paso. Y lo primero que Dios hará será limpiarte del pecado y el pasado.
Ejercicio:
Así que, si tienes algo por qué agradecer del año pasado, y seguro que lo hay, toma un cuaderno y escribe todo por lo que agradeces del año pasado. Si hay algo que quieras dejar en el pasado, escríbelo en una hoja aparte. Puede ser el temor, la tristeza, la duda, la culpa, tú sabrás; y entrégaselo a Dios.
Oración:
Señor Jesús, por favor, límpiame de todo lo viejo. Gracias por tu fidelidad durante todo el año pasado y gracias porque sé que, así como estuviste conmigo en el pasado, estarás hoy en este nuevo año. En tu nombre, Jesús, me despojo de todo lo viejo y me extiendo hacia el futuro.
Lectura: